El modelo de Superwoman es uno de los obstáculos que nos impide gozar el momento, por aquello de vivir en automático. El hecho de tratar de hacer el trabajo de oficina más el doméstico, sin la inclusión de políticas que ayuden a cubrir las necesidades sociales, es tarea titánica. Entre muchas de las transformaciones que estamos sufriendo las mujeres para lograr el desarrollo individual y formar parte del mundo moderno, y seguir con nuestras mejores energías para cuidar a los otros, es que en realidad nos encontramos aprisionadas.
Observo muy de cerca cómo hasta hace poco estas mujeres, las que solo cuidaban, eran realmente invisibles. Se imponían ideas como “siempre se ha hecho así”, “ellos trabajan”, “ellos no saben”, liberando de la tarea del cuidado de los más mayores y enfermos, a hermanos, maridos, hijos y nietos. De esta manera, si alguien en la familia debía abandonar su trabajo para dedicarse al cuidado 24 horas, ese alguien debía ser la mujer. O si alguien compaginaba ambas actividades hasta el agotamiento, también era la mujer.
Ser cuidadora no es una cosa fácil, yo diría que requiere un entrenamiento específico , cual deportista de especialidad fondista, porque no se sabe cuánto tiempo durará esta tarea, que a su vez representa un compromiso. Muchas veces el cuidado es por corto tiempo; sin embargo, otras tantas es de años. Irónicamente, muchas veces ese es un apoyo físico y emocional que a muchas de ellas tal vez les falte.
La vida que una vez se imaginaron las feministas, como movimiento social, ha dado logros significativos: el voto, eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas, acceso a la educación, al trabajo remunerado, a la libertad de expresión, a participar en la política, al sexo. No obstante, sigue requiriendo de unos cambios profundos, no sólo de mentalidades sino también de políticas.
Vemos como siguen los poderes de dominio de los hombres, ni que decir de la violencia doméstica y ¿qué tal la subordinación de las mujeres ante los hombres a nivel laboral por el simple hecho de buscar trabajos remunerados? Me pregunto entonces, si realmente se ha llegado a pensar que el rol de cuidador se comparte también entre los integrantes de la familia de manera equitativa.
Mujeres modernas pero atrapadas…
Somos millones de mujeres tradicionales-modernas atrapadas. Es difícil sentir un poco de paz interior cuando corres de una actividad a otra, cuando trabajas horas extras para pagar las deudas, cuando a todo compromiso dices ‘si’ y vives entre escritorios, computadoras, fregaderos y pañales, con mil asuntos pendientes que atender y solucionar.
¿Qué hacer?
- La mejor forma de cuidar tu futuro es cuidándote hoy: como no puedes mudarte a la vida contemplativa, podrías comenzar por buscar formas de vivir con mejor calidad.
- Otra opcion es decir ‘no’: a situaciones desgastantes y no permitir que otros vivan o decidan por ti.
- Pedir ayuda: sabemos que cuidar de personas mayores o niños nos da un aire gratificante y alimenta nuestra abnegación femenina pero, ya no más descuido personal para lograr el cuido de otros. Comparte esas obligaciones no solamente con las mujeres de la familia. La organización de horarios y repartimiento de tareas, aliviarán la carga del cuidador principal.
- Reclama tu derecho al silencio: un celular sonando, un buzón lleno de mensajes telefónicos, tu correo saturado de correos y tú con pocas horas de sueño por tanto trabajo, es una realidad ‘tóxica’ que puede llegar a agobiarnos.
- No dejar que sean problemas ‘invisibles’: al contemplar la realidad actual, es que a pesar de los logros conseguidos por el movimiento feminista, desde sus orígenes allá por la Revolución Francesa, aún hoy no se ha llegado a un cuadro más atractivo donde la mujer decide, la sociedad respeta y el Estado garantiza.