Por: Belkis Marcano
Siempre se habla de la rivalidad entre el hombre y la mujer. Hemos vivido bajo ese y muchos otros estereotipos por años; sin embargo, siempre me pregunto ¿se están tomando realmente a fondo medidas al respecto? O ¿solamente se está teniendo más centimetraje al hablar de términos tales como empoderamiento, igualdad porque son aspectos más blandos desviando así un poco la raíz del problema?
Llegar a sensibilizar a la sociedad para llegar a la corresponsabilidad es –en mi opinión- una buena alternativa donde las mujeres y hombres puedan dedicar su tiempo tanto al trabajo remunerado como al personal, incluyendo el tiempo doméstico.
Aunque mucho se dice que tenemos que empezar por cambiar nosotros mismos, todo parece indicar que es ‘unwritten law’; es decir, está implícito. Resulta ser que en la práctica no es verdad, cuando hablo de cambiar me refiero tanto a los hombres como a las mujeres. De nada sirve que las mujeres se visualicen o aspiren diferente si los hombres mantienen la vieja visión.
La incorporación de las mujeres al trabajo remunerado, por citar un ejemplo de una variedad de tópicos que tocaremos de ahora en adelante, es una realidad desde hace un buen tiempo y no tiene marcha atrás.
1) el ya tradicional esquema organizacional de las empresas: aunque está produciendo cambios no son los suficientes a nivel cultural.
2) el que no exista un compromiso conjunto: seguimos teniendo la responsabilidad de cuidado de todo nuestro entorno y la maternidad tiene un costo en lo que al mercado laboral se refiere.
3) las mujeres exigen menos que los hombres a la hora de demandar en el área laboral porque el colectivo lo ve más como una ayuda y no un derecho.
Y por último, más no por eso el menos importante.
4) las mujeres ven en otras mujeres que las supervisan como amenazas y no quieren admitir que seremos más exitosas como género si nos apoyamos mutuamente.
¿Por qué vamos a seguir así? ¿Por hábito? ¿Necesidad? ¿Presión social?
Colocar al frente nuestra validación y darle importancia es vital, ser parte de un diálogo bilateral abierto y continuo en círculos que no sean solo de mujeres, también. Y los hombres, por su parte, que hablen con un lenguaje inclusivo.
Seamos testigos de los avances culturales y dejemos de tropezar con las mismas rocas del camino.
Termino con una frase de Shimon Peres, Premio Nobel “Los hombres que cortejan a las mujeres olvidan ciertos hechos vitales: las mujeres son sus iguales, cada mujer tiene una personalidad propia, además de ser esposa, madre y amiga. Quien no capta las maravillas de la mujer, no podrá experimentar el sabor del amor y el significado de la vida como pareja”.
Ellas están suficientemente preparadas, acceden al mercado laboral, bastantes llegan a ser mandos intermedios y luego, ahí se paran.
¿Cuáles pudieran ser las causas que siguen impidiendo a las mujeres ocupar puestos de máxima responsabilidad? Tal vez.